sábado, 11 de abril de 2009

QUE TENGO QUE HACER Y NO HACER COMO PADRE DE UN ADOLESCENTE

Lo que deben y no deben hacer los padres de un adolescente
Ser padre nunca es fácil, especialmente cuando los hijos llegan a la edad de la adolescencia. Este es el momento en que ellos tratan de ser más independientes. Aquí encontrarás algunas sugerencias que te ayudarán a facilitar la experiencia:

Lo que deben hacer
Concentrarse en lo positivo. Sé consistente en notar y apreciar el comportamiento positivo de tu hijo. Trata de recompensarlo cuando actúa en una manera positiva.
Los jóvenes aprenden con el ejemplo. Intenta ser un modelo del comportamiento que te gustaría ver en tu hijo. Si quieres que sea honesto y abierto tú también tienes que serlo.
Sé consistente con las reglas que impones y en las maneras en que esperas que tu hijo las siga.
Reconozce sus propios errores. Tu hijo necesita saber que tú también cometes errores pero que actúas de una manera responsable para corregirlos.
Haz preguntas. ¿Cómo pasaste el día? ¿Cómo te sientes? ¿Aprendiste algo interesante hoy? ¿Has conocido a alguna persona? Con hacer preguntas y escuchar atentamente, puedes manterner las líneas de comunicación abiertas con tu hijo y podrás demostrarle que realmente tienes interés en su vida.

Escucha activamente. Pon atención a las emociones junto a las palabras. Si tu hijo confía en tí será algo más fácil, por ejemplo, él “odia la escuela,” puedes contestarle con “parece que estás pasando por una mala racha en la escuela. ¿Qué pasa?” Esto puede ayudar a tu hijo a empezar a comunicarse contigo, y así podrás entender la situación.
Si estás ocupado con una actividad explícale a tu hijo que éste no es el momento apropiado para poder charlar pero que estás interesado en comunicarte con él. Dedica tiempo más tarde para poder escucharle. De esta manera él tendrá toda tu atención.
Habla y comparte libremente el orgullo que sientes por él y complementa con cualquier evento positivo.
Establezce reglas realistas. Podrías intentar ser más flexible con los quehaceres de la casa. Por ejemplo, si le ha mandado llegar a casa a la una, pero sus compañeros tienen permiso para quedarse más tarde, sería interesante considerar darle permiso para de quedarse más tarde y hácerlo responsable para seguir esta norma. Esto creará confianza y sentido de responsablidad.
Lo que los padres NO deben hacer
Ser demasiado crítico. Criticar todas las cosas, enfocar en lo negativo. Acuérdate de que todos cometemos errores y es mejor enfocar todo para enseñarle a tu hijo a aceptar los errores como una experiencia de la vida. Y tú deberías hacer lo mismo.
Decir una cosa pero hacer lo contrario. Los jóvenes encuentran que esta manera de “decir una cosa pero hacer lo contrario” es ser un hipócrita y para ellos es confuso
Cambiar la manera de pensar y las reglas de la casa constantemente, puede dar lugar a la manipulación.
Ignorar el comportamiento de tu hijo. Si ignoras cambios repentinos del su comportamiento que afectan a la fomra en que duerme o come, podrías estar ignorando un problema mayor.

RECOMENDACIONES A LOS PADRES PARA CONTROLAR A SUS HIJOS EN INTERNET

Recomendaciones para padres
Los padres deberíamos tomar en cuenta lo siguiente a la hora de controlar las conexiones de nuestos hijos en internet:
A. Involúcrarnos en lo que hacen nuestros hijos por Internet, pregúntarles (o averiguar) que sitios frecuentan más en línea y con quienes conversa
B. Averiguar si tienen un blog, sitio Web o correo electrónico
C. Bloquear los sitios inapropiados, hoy existen una gama de bloqueadores, de filtros, que nos permite realizar un seguimiento y rastreo
D. Se recomienda controlar las cuentas de nuestros hijos
E. Deberiamos intentar hacer de Internet una actividad familiar y controlada
F. Hay que conocer las cabinas públicas donde acuden para verificar las condiciones de las mismas
G. Nunca le dar a nuestros hijos adolescentes el numero de la tarjeta de crédito
H. Si nuestro hijo recibe pornografía infantil debemos ponernos en contacto de inmediato con la policía ellos cuentan con personal especializado.

NORMAS PARA ANDAR POR INTERNET

Normas para andar por internet
A estas alturas todos habreis oido hablar de los distintos casos de chic@s que han tenido incidentes por sus conexiones o amistades conocidos por internet. Os paso aquí algunas normas a seguir, siempre hay que ser cáutos:
1. No todo lo que se ve por Internet o la Web, es real. De hecho hay servicios y propuestas falsas y peligrosas
2. El estar conectados a la red por largas horas todos los días podría generarnos comportamientos antisociales y de aislamiento
3. Recuerda que una vez que colocas la información en línea no la puedes retirar tan fácilmente (paginas como facebook, fotolog, tuenti … etc.)4. Antes de asociarte a un sitio de redes sociales, analiza detenidamente las diferentes opciones que te ofrecen (msn, tuenti, fotolog … etc).
5. Coquetear o seducir en línea con extraños puede tener graves consecuencias6. Piensa bien antes de colocar tu foto en el sitio Web ya que podría ser alterada y difundida, y ello te podría causar más de un dolor de cabeza7. Hay que ser muy cautos y prudentes si un nuevo amigo que has conocido por la red desea conocerte personalmente, si lo haces anda acompañado de un adulto, que la reunión sea de DIA y en un lugar publico8. Si cuando estas en línea te sientes amenazado o incomodo por alguna persona o por algo que ves en la red, de inmediato comunícalo a un adulto de tu confianza9. Existen los “cyberbullying”, que es la “ciber-intimidación” realizada por personas del entorno escolar o social que intimidan o amenazan por mail anónimos

DESARROLLO INTELECTUAL DEL ADOLESCENTE

Desarrollo intelectual
Con la llegada de la adolescencia, tiene lugar la eclosión del pensamiento… El adolescente logrará, al final del proceso de desarrollo, no sólo comprender la realidad que le rodea, sino conocer y comprender lo posible, lo probable, lo lejano, lo abstracto… Será capaz de llegar al estadio intelectual más evolucionado, más propiamente humano.
De forma progresiva adquirirá capacidad para valorar distintas posibles soluciones a un problema, podrá prever las consecuencias de actuaciones presentes, adquirirá capacidad crítica al ser capaz de relacionar realidades concretas con reglas generales o abstractas y podrá reflexionar sobre diferentes realidades posibles.
A medida que vaya dominando con eficacia estas nuevas capacidades, disfrutará conversando con sus amigos sobre las realidades trascendentales de la vida, hará uso de la crítica, al principio de manera muy tajante, y será capaz de delimitar sus aspiraciones de futuro de una manera realista.
El desarrollo del pensamiento formal en la adolescencia se produce de una forma significativamente diferente al desarrollo físico. Mientras que éste se produce de una forma progresiva, relativamente rápida (tres o cuatro años) y en una secuencia semejante en la mayoría de los individuos, el desarrollo intelectual tiene lugar con más lentitud (siete u ocho años), en una progresión irregular y con notables diferencias entre unos y otros.
A los 11 o 12 años se suele producir un cambio brusco en la manera de pensar de los chicos y chicas. Reúne algunas características del nuevo estadio aunque aún es muy rudimentaria. Pero no será hasta los 20 años o más cuando bastantes de nuestros hijos alcanzarán una cierta plenitud del pensamiento formal.
La pubertad, y con ella los cambios físicos y fisiológicos que la determinan, es un cambio necesario y predecible que acaece con escasa participación de las influencias del medio. Sin embargo, las habilidades intelectuales propias del pensamiento formal constituyen un cambio que no necesariamente se da en todos los individuos y que depende de las influencias del ambiente.
Los cambios físicos de la pubertad son fruto de la dotación genética, sin embargo, los cambios en la estructura del pensamiento necesitan la influencia positiva del ambiente. Se ha podido llegar a esta afirmación tan rotunda al constatarse que, en algunas de las sociedades, ninguna persona adulta demostraba competencia para superar con éxito algunas pruebas que requerían habilidades intelectuales propias del pensamiento formal y que no habían sido desarrolladas previamente.
La conclusión educativa para los padres resulta evidente: tienen que asegurar la estimulación sensorial e intelectual en la edad infantil y ofrecer al hijo o hija entre 11 y 20 años ocasiones de reflexión y de diálogo sobre asuntos diversos. Además, en ambas edades, será crucial, por su influencia, la elección del mejor centro educativo posible.
Consejos prácticos:
Pide a tu hijo o hija opinión sobre cualquier decisión que le ataña (compra de un mueble para su cuarto, días de vacaciones, compra de un equipo de música o un ordenador…) y pídele que sea convincente con las razones que aporte. No basta decir “me gusta”. Hay que explicar por qué. Debate con él los pros y contras e intentad llegar a un acuerdo lógico. Posteriormente, valorad la decisión.

Dedica algún tiempo a ver algunos noticiarios de televisión junto con tu hijo o hija. Aprovecha cualquier noticia sobre temas sociales, políticos, culturales, laborales o de sucesos para ejercer la crítica y mostrar acuerdo o desacuerdo en función de los valores significativos que muestran los hechos.

Estimula la participación de tus hijos con sus opiniones. En cualquier caso, procura no ser demasiado tajante ni expongas todos los argumentos posibles, Deja posibilidades para que los demás puedan aportar otros puntos de vista.

Cuando tu hijo exprese una opinión sobre algún hecho presente, pasado o futuro, deja que acabe de explicar su idea, escucha con atención y dialoga sobre lo que diga demostrando aprecio por sus ideas aunque critiques alguna de ellas. Aprende a usar fórmulas como:

DE INMADUREZ A MADUREZ

De inmadurez a madurez
Adolescencia
La adolescencia es una etapa de transición que no tiene límites temporales fijos. Ahora bien, los cambios que ocurren en este momento son tan significativos que resulta útil hablar de la adolescencia como un periodo diferenciado del ciclo vital humano. Este periodo abarca desde cambios biológicos hasta cambios de conducta y status social, dificultando de esta manera precisar sus limites de manera exacta. (Hamel y Cols. 1985).
La adolescencia comienza con la pubertad, es decir, con una serie de cambios fisiológicos que desembocan en plena maduración de los órganos sexuales, y la capacidad para reproducirse y relacionarse sexualmente.
El intervalo temporal en que transcurre comienza a los 11-12 años y se extiende hasta los 18-20. Sin embargo no podemos equiparar a un niño de 13 con uno de 18 años; por ello hablaremos de “adolescencia temprana” entre los 11-14 años (que coincide con la pubertad), y luego de un segundo periodo de “juventud” o “adolescencia tardía” entre los 15-20 años; su prolongación hasta llegar a la adultez, dependerá de factores sociales, culturales, ambientales, así como de la adaptación personal.( Marquez L., Phillippi A. 1995)
En la adolescencia temprana, el individuo continúa la búsqueda de independencia pero con nuevo vigor y en nuevas áreas. Desea mas privilegios y libertades, como también, menos supervisión adulta. Se preocupa principalmente de su “status” con sus pares inmediatos, quiere parecerse a los otros por la sensación de encontrarse fuera de lugar con respecto a ellos.
Sus diferencias individuales son más marcadas, pero su calidad de individuo único todavía no es completamente entendida ni aceptada.
El adolescente mayor comparte muchas de las preocupaciones del adolescente temprano, pero además tiene el problema de hacerse un lugar en la sociedad adulta, siente la obligación de encontrar una identidad propia. En resumen, se puede afirmar que el joven adolescente se preocupa de quién y qué es, y el adolescente mayor, de qué hacer con eso. (Hamel y Cols. 1985)
En sociedades diferentes a la nuestra y también en la misma sociedad occidental, en otros tiempos, la adolescencia puede, o podía, darse por terminada con el matrimonio y la entrada en el mundo laboral. En la actualidad, y dentro del contexto occidental, la generalizada demora del momento del matrimonio, la situación de prolongación de los estudios y, sobre todo, el desempleo juvenil, ha hecho difícil la delimitación final de la edad adolescente; en definitiva la sociedad occidental ha contribuido a alargar la adolescencia mucho más de lo habitual en otras sociedades. Lo recientemente acotado, es una realidad hoy en día en nuestro país. ( Bobadilla E., Florenzano R. 1981)
Los cambios biológicos marcan el inicio de la adolescencia, pero esta no se reduce a ellos, sino que se caracteriza además por significativas transformaciones psicológicas y sociales.
Época de Inmadurez en busca de la Madurez
El ingreso en el mundo adulto exige una serie de cambios, de maduraciones en todos los niveles del ser que desembocan en actitudes y comportamientos de madurez. Este cambio pone de manifiesto que el verdadero sentido de la etapa adolescente es la maduración de la autonomía personal. El adolescente en medio de su desorientación y conflictos persigue tres objetivos íntimamente relacionados entre sí:
Conquista de madurez entendida como personalidad responsable.
Logro de la independencia.
Realización de la cualidad de tener una existencia independiente, de ser, en definitiva, persona.
Al comparar las actitudes o el comportamiento del adolescente con el “niño bueno” o el adulto responsable, se puede tener una falsa impresión de retroceso, ya que el adolescente es menos ordenado, menos sociable, menos dócil y menos respetuoso que antes; pero eso no significa que sea menos maduro o menos responsable. Ahora el adolescente necesita obrar por convicciones personales lo que le conduce a replantearse su comportamiento anterior. Ha elegido un campo de juego más difícil que antes, y esto produce que se obtengan peores resultados, sin embargo estos resultados no son signos de retroceso, sino de crecimiento, de madurez propia de la adolescencia. Por tanto sería un error creer que la madurez llega de pronto al final de la adolescencia.
A partir de los 12 años comienza el aprendizaje para saber afrontar la realidad de modo personal. A lo largo de este aprendizaje el adolescente muestra comportamientos inmaduros, pero hay que decir que estos comportamientos son necesarios para el desarrollo de la personalidad.
El adolescente madura en la medida en que se decide a recorrer el camino recién descubierto sin “ataduras”. El progreso es más lento y difícil pero también más efectivo. ( Coleman J., 1980)
“El concepto de madurez respecto al adolescente no debe considerarse un estado fijo o el punto final de proceso de desarrollo; la madurez es un término relativo que denota el grado en que la persona descubre y es capaz de emplear recursos, que se hacen accesibles a él en el proceso de crecimiento”. (Marquez L., Phillippi A., 1995)
Junto con los comportamientos inmaduros, se dan también desde el inicio de la etapa adolescente, comportamientos que denotan cierta madurez; porque un rasgo de inmadurez solamente queda evidenciado cuando se ha producido algún progreso de algún tipo. ( Coleman J., 1980)
La finalización de la adolescencia, generalmente se enmarca, por el logro de las siguientes adquisiciones:
Establecimiento de una identidad sexual y posibilidades de mantener relaciones afectivas estables.
Capacidad de establecer compromisos profesionales y mantenerse (independencia económica).
Adquisición de un sistema de valores personales (moral propia).
Relación de reciprocidad con la generación precedente (sobre todo con los padres).
(Horrocks, J., 1984)
Desarrollo Físico del Adolescente
Durante la adolescencia se produce un importante crecimiento corporal, incrementándose el peso y la estatura. A este fenómeno se le denomina pubertad, el cual marca el inicio de la adolescencia, como recientemente lo mencionamos.
Este proceso abarca los cambios fisiológicos y físicos que el adolescente desarrolla, teniendo consecuencias tanto a nivel social, como individual (identidad).
En las mujeres se ensanchan las caderas, redondeándose por el incremento de tejido adiposo; en los hombres se ensanchan los hombros y el cuello se hace más musculoso.
Durante este periodo del desarrollo humano es cuando maduran los órganos sexuales, tanto internos como externos, y generalmente esto ocurre antes en el sexo femenino que en el masculino, debido a factores hormonales:
En las mujeres se produce una dilatación de los ovarios y la primera menstruación.
En los hombres se desarrolla el pene y los testículos, así como la próstata y el uréter; aparece la primera eyaculación.
Dentro de este mismo proceso se desarrollan los caracteres sexuales secundarios:
En las mujeres vello púbico y en las axilas; crecimiento de los senos.
En los hombres vello púbico, facial y en las axilas; cambio de la voz.
( Delval J., 1994)
La incertidumbre con la que se vive este desarrollo, ya sea más temprana o tardíamente, tiene mucha relación con el sentimiento de confianza en si mismo, y del entorno social significativo del adolescente.
Con esto, queremos decir, que los cambios recientemente mencionados ejercen un profundo efecto en el individuo, ya que deben asimilarse nuevas experiencias corporales, que en ocasiones son preocupantes, como la primera menarquia en las mujeres o las poluciones nocturnas en los hombres. Todos los cambios físicos tienen efectos importantes en la identidad, ya que el desarrollo de ésta, no solo requiere la noción de estar separado de los demás y ser diferente de ellos, sino también un sentimiento de continuidad de si mismo y un firme conocimiento relativo de como aparece uno ante el resto del mundo. ( Coleman J., 1980)

Desarrollo Afectivo del Adolescente
Dentro del desarrollo afectivo del adolescente, tomaremos como rasgos principales y fundamentales de comprensión para el objetivo del tema que nos ocupa, dos temas:
La Identidad Personal
La adolescencia es un momento de búsqueda y consecución de la identidad personal. Esta identidad es de naturaleza psicosocial y contiene importantes ingredientes de naturaleza cognitiva. El adolescente se juzga a sí mismo de la misma forma de cómo es percibido por los otros, y se compara con ellos. Estos juicios pueden ser conscientes o inconscientes, con inevitables connotaciones afectivas, que dan lugar a una conciencia de identidad exaltada o dolorosa, pero nunca afectivamente neutra.
El autoconcepto es el elemento central de la identidad personal, pero integra en sí mismo elementos corporales, psíquicos, sociales y morales.
Los cambios fisiológicos obligan a revisar y rehacer la imagen del propio cuerpo. La preocupación por el propio físico pasa a primer plano. Pero no sólo la imagen del propio físico, sino la representación de sí mismo pasa a constituir un tema fundamental. El adolescente tiene una enorme necesidad de reconocimiento por parte de los otros, necesita ver reconocida y aceptada su identidad por las personas (adultos, compañeros) que son significativas para él. Es este reconocimiento y aceptación lo que asegura un concepto positivo de sí mismo.
(Marquez L., Phillippi A., 1995 y Coleman J., 1980)
La Conducta Sexual
Con la pubertad ha comenzado la capacidad sexual propia del organismo humano maduro, con la instauración de la genitalidad.
En todos los tiempos y en todas las sociedades, la adolescencia parece haber sido una etapa de peculiar actividad sexual. Lo que varía de unas épocas a otras, de unas sociedades a otras, son los modos o patrones de ejercer esa sexualidad.
La actividad más característica entre adolescentes suele ser la conducta heterosexual de caricias íntimas, dentro de un marco de encuentro, que puede dar lugar a desarrollar distintos tipos de sentimientos y comportamientos: desde la mera simpatía y amistad, hasta el enamoramiento propiamente dicho. (Marquez L., Phillippi A., 1995)
Desarrollo Cognitivo del Adolescente
El niño de 11-12 años va entrando en lo que la Escuela de Ginebra denomina: “Periodo de operaciones formales”, el pensamiento lógico ilimitado, que alcanza su pleno desarrollo hacia los 15 años. (Estudios posteriores lo prolongan hasta los 18-20 años).
Este periodo (de las operaciones formales) se caracteriza por el desarrollo de la capacidad de pensar más allá de la realidad concreta. La realidad es ahora un subconjunto de lo posible, de las posibilidades para pensar.
En la etapa anterior el niño desarrollo un número de relaciones en la interacción con materiales concretos; ahora puede pensar acerca de la relación de relaciones y otras ideas abstractas.
El adolescente de pensamiento formal tiene la capacidad de manejar, a nivel lógico, enunciados verbales y proposiciones en vez de objetos concretos únicamente (pensamiento proposicional). Es capaz de entender plenamente, y apreciar las abstracciones simbólicas del álgebra y las críticas literarias, así como el uso de metáforas en la literatura. A menudo se ve involucrado en discusiones espontáneas sobre filosofía y moral, en las que son abordados conceptos abstractos, tales como justicia y libertad.
Desarrolla estrategias de pensamiento hipotético-deductivo, es decir, ante un problema o situación actúa elaborando hipótesis (posibles explicaciones con condiciones supuestas), que después comprobará si se confirman o se refutan. Puede manejar las hipótesis de manera simultánea o sucesiva, y trabajar con una o varias de ellas.
La comprobación de las hipótesis exige la aplicación del razonamiento deductivo: capacidad de comprobar sistemáticamente cada una de las hipótesis establecidas, después de seleccionarlas y analizarlas.
Importante es mencionar que estudios posteriores han ido matizando algunas de las ideas expuestas por Piaget, aunque los conceptos anteriores parecen mantenerse.
( Piaget, J., 1972)
Desarrollo Lingüístico del Adolescente
Durante la adolescencia el lenguaje continúa desarrollándose teniendo un mayor dominio de las estructuras sintácticas, frases más largas, incremento del vocabulario y uso de terminología más abstracta. Conjuntamente con esto, se va desarrollando un nivel de abstracción mayor, que facilita el desarrollo del pensamiento formal.
( Piaget, J., 1972)
El Desarrollo Moral del Adolescente
El enfoque “cognitivo-evolutivo” de Piaget y Kohlberg creemos que es el mas adecuado para tratar el desarrollo moral en la adolescencia..
Kohlberg reelaboro el esquema de Piaget, el cual describió dos estadios principales en el pensamiento moral; el realismo moral y el de moralidad de cooperación. Kohlberg reelaboro el esquema de Piaget transformándolo en otro compuesto por seis estadios diferentes. Su método consistió en presentar situaciones hipotéticas, que implicaban dilemas morales, a niños o adolescentes de diversas edades, clasificando las respuestas con arreglo a una teoría de los estadios de desarrollo moral. La fase del desarrollo moral que corresponde a la adolescencia es el Post Convencional ( el cual comprende los estadios cinco y seis) Esta fase comienza a partir de los trese años.
El primer estadio mencionado se le denomina “Contrato social y/o orientación de la conciencia”. Al comienzo de este estadio, el comportamiento moral tiende a concebirse según derechos y niveles generales establecidos por la sociedad, considerada ésta como un todo, pero más tarde existe una creciente orientación hacia las decisiones íntimas de conciencia.
El estadio numero seis es denominado como “Orientación según principios éticos universales”. En este estadio existe una tendencia a formular principios éticos abstractos y a guiarse por ellos (así como por ejemplo: la igualdad de derechos, la justicia o el respeto a todos los seres humanos). (Coleman J., 1980)
El Desarrollo Social del Adolescente
En la adolescencia los espacios donde son posibles las interacciones sociales se expanden, mientras que se debilita la referencia familiar. La emancipación respecto a la familia no se produce por igual en todos los adolescentes; la vivencia de esta situación va a depender mucho de las prácticas imperantes en la familia. Junto a los deseos de independencia, el adolescente sigue con una enorme demanda de afecto y cariño por parte de sus padres, y estos a su vez continúan ejerciendo una influencia notable sobre sus hijos. . ( Coleman J., 1980)
En nuestra sociedad se esta produciendo cada vez más un aplazamiento de las responsabilidades sociales y la adquisición de la propia independencia. Algunos adultos continúan siendo eternamente adolescentes: se habla del síndrome de “perpetua adolescencia”, con sentimientos de inferioridad, irresponsabilidad, ansiedad, egocentrismo, entre otros. (Bobadilla E., Florenzano R. 1981)
Paralelamente a la emancipación de la familia el adolescente establece lazos más estrechos con el grupo de compañeros. Estos lazos suelen tener un curso típico: En primer lugar, se relacionan con pares del mismo sexo, luego se van fusionando con el sexo contrario, para, de esta manera ir consolidando las relaciones de pareja.
Por lo general el adolescente observa el criterio de los padres en materias que atañan a su futuro, mientras que sigue más el consejo de sus compañeros en opciones de presente. (Coleman J., 1980)
Las relaciones interpersonales
Los adolescentes se encuentran con dos grandes fuentes de influencia social en su desarrollo: Los, amigos que adquieren un papel fundamental en este periodo; y la familia (especialmente los padres).
A partir de la pubertad la elección de compañeros se basa sobretodo en aspectos individuales del carácter. La simpatía en el momento de la adolescencia se dirige cada vez más hacia la personalidad total del otro; y tiene en cuenta, sobretodo, las cualidades afectivas de éste.
Con el desarrollo de la madurez las posibilidades asociativas se multiplican, y las relaciones sociales se descubren mejor. El adolescente no sólo tiene la necesidad de encontrar un amigo, sino, alguien que este con él en todo momento, acompañándolo en sus necesidades internas. ( Coleman J., 1980)
Para los adolescentes la amistad significa entablar relaciones duraderas basadas en la confianza, la intimidad, la comunicación, el afecto y el conocimiento mutuo. Durante este periodo se valora a los amigos principalmente por sus características psicológicas, y por ello los amigos son las personas ideales para compartir y ayudar a resolver problemas psicológicos como pueden ser: La soledad, la tristeza, las depresiones, entre otras. Esta concepción de la amistad en los adolescentes es posible por el avance cognitivo que se produce en la toma de perspectiva social, que consiste en adoptar la posición de una tercera persona para analizar más objetivamente sus relaciones, es decir, tal y como las vería una tercera persona. (Aberasturi, 1985)
Los adolescentes consideran las amistades como relaciones sociales que perduran y se construyen a lo largo del tiempo; entienden la amistad cono un sistema de relaciones. Por tanto, podemos decir, que la amistad en este periodo permite que se tome conciencia de la realidad del otro, formándose de esta forma actitudes sociales.
Importante es mencionar, otro aspecto, que cumple la amistad en este proceso, ésta tiene una función integrativa en la sociedad, ya que el hecho de sentirse integrado en el mundo y en la sociedad, lo cual se logra, por medio de la amistad, contribuye a reforzar y sociabilizar el “yo”. (Aberasturi, 1985)
Otro aspecto importante, no mencionado anteriormente pero que lo complementa es la inserción de los adolescentes en grupos. ( “ grupos de amigos” )
El adolescente espera del grupo que le permita la conquista de su autonomía, pero una vez que llega a ser independiente abandona el grupo porque la noción de autonomía y la de grupo se oponen. Es normal que el adolescente se salga del grupo para comprometerse en relaciones personales, y en relaciones con el otro sexo.
Por otro lado, tenemos las relaciones con los padres, que es la otra gran influencia en el plano social que los individuos reciben en este periodo.
A partir de la pubertad, los adolescentes empiezan a sentir nuevas necesidades de independencia, y como consecuencia de esto desean realizar actividades sin el continuo control paterno; les molestan las ocupaciones caseras, las preguntas de los padres sobre lo que ellos consideran “su vida privada” (amigos, lugares que frecuentan, etc).
Los adolescentes no saben muy bien lo que quieren o a qué aspiran. Pueden llegar a parecer adultos muy pronto (físicamente), por lo que desean ser tratados como tales por sus padres; sin embargo la concepción social de la adolescencia alarga enormemente este periodo, por lo que aun les queda un largo camino por recorrer para conseguir el estatus de adulto. (Coleman J., 1980)
El salto generacional que existe entre padres e hijos, y las nuevas necesidades de autonomía de los adolescentes, provocan ciertas tensiones familiares, pero el hecho de que existan algunos conflictos inevitables no quiere decir que las relaciones entre padres e hijos estén continuamente deterioradas. Existen investigaciones que demuestran que un comportamiento paternal de orientación igualitaria, democrática y liberal favorece que no aparezcan conflictos graves, contribuyendo al dialogo y la comunicación familiar, y pacificando las relaciones con los hijos. (Bobadilla E., Florenzano R., 1981)
Cambios psicológicos durante la adolescencia
Los cambios psicológicos que se producen durante la adolescencia, son producto de todos los factores vistos recientemente; en las próximas líneas se resumirán de una forma clara y practica, para que el lector, pueda asimilarlas de mejor forma. Algunos de los puntos que van a ser presentados ya fueron explicitados anteriormente.
Invencibilidad: el adolescente explora los límites de su entorno, tanto de su propio físico, como de sus posibilidades. Ello trae como consecuencia el gusto por el riesgo.
Egocentrismo: el adolescente se siente el centro de atención porque se está descubriendo a sí mismo, y para él, no hay nada más importante en ese momento.
Audiencia imaginaria: el adolescente, nervioso por los cambios que está viviendo, se siente observado constantemente, parece como si todo el mundo estuviera siempre pendiente de él. Es entonces cuando aparece la sensación de vulnerabilidad y el miedo al ridículo.
Iniciación del pensamiento formal: durante esta época, el adolescente comienza a hacer teorías y dispone de toda una serie de argumentos y análisis que pueden justificar sus opiniones. Muchas veces, estos argumentos son contradictorios, lo cual no importa mucho al adolescente. Ha descubierto su capacidad de razonar, y la ejercita siempre que puede.
Ampliación del mundo: el mundo no se acaba en las paredes del domicilio familiar, por lo que comienzan a surgir sus propios intereses.
Apoyo en el grupo: el adolescente se siente confundido y adquiere confianza con sus iguales. El apoyo que logra en el grupo es importante para seguir creciendo, puesto que les une el compartir actividades.
Redefinición de la imagen corporal, relacionada a la pérdida del cuerpo infantil y la consiguiente adquisición del cuerpo adulto.
Culminación del proceso de separación / individualización y sustitución del vínculo de dependencia simbiótica con los padres de la infancia por relaciones de autonomía plena.
Elaboración de los duelos referentes a la pérdida de la condición infantil: el duelo por el cuerpo infantil perdido, el duelo por el rol y la identidad infantil (renuncia a la dependencia y aceptación de nuevas responsabilidades) y el duelo por los padres de la infancia (pérdida de la protección que éstos significan).
Elaboración de una escala de valores o códigos de ética propios.
Búsqueda de pautas de identificación en el grupo de pares.

LA AUTOESTIMA

No solo de música de graffiti vive el hombre, aquí teneis algo más relajante para afrontar este importante artículo:

La adolescencia es uno de los periodos más críticos para el desarrollo de la autoestima; es la etapa en la que la persona necesita hacerse con una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona que avanza hacia un futuro. Son los años en que el niño pasa de la dependencia a la independencia y a la confianza en sus propias fuerzas. Es una época en la que se ponen sobre el tapete no pocas cuestiones básicas; piénsese en la vocación, en los planes para ganarse la vida, en el matrimonio, en los principios básicos de la existencia, en la independencia de la familia y en la capacidad para relacionarse con el sexo opuesto. Y a estos aspectos hay que sumar todos aquellos conflictos de la niñez que no se hayan resuelto y que surjan de nuevo, conflictos que habrá que afrontar también.
En la “crisis de identidad” de la adolescencia, el joven se cuestiona automáticamente, incluyendo la opinión que de sí mismo ha adquirido en el pasado. Puede rebelarse y rechazar cualquier valoración que le ofrezca otra persona, o puede encontrarse tan confuso e inseguro de sí mismo que no haga más que pedir a los demás aprobación y consejos de todo tipo. Sea cual fuere su aproximación a su nueva identidad, el adolescente pasará inevitablemente por una reorganización crítica de su manera de apreciarse con el consiguiente cambio en su autoestima.
Cómo influye la autoestima en la vida cotidiana
La autoestima influye sobre el adolescente en:
Cómo se siente
Cómo piensa, aprende y crea
Cómo se valora
Cómo se relaciona con los demás
Cómo se comporta
La influencia positiva de la autoestima sobre el adolescente

Los aspectos positivos que refuerzan las posibilidades del adolescente de cara a la vida adulta son:

Saber con claridad con qué fuerzas, recursos, intereses y objetivos se cuenta.

Relaciones personales efectivas y satisfactorias.

Claridad de objetivos.
Productividad personal: en casa, en el colegio y en el trabajo.
Ayudando a los adolescentes a acrecentar su autoestima se pueden inducir situaciones beneficiosas y reforzar así los recursos del adolescente para la vida adulta. Para él es una auténtica necesidad fraguar su identidad y sentirse bien consigo mismo. Si puede satisfacer tal necesidad a su debido tiempo podrá seguir adelante y estar listo para asumir la responsabilidad de satisfacer sus necesidades en la vida adulta.

Los cuatro aspectos de la autoestima

La autoestima puede desarrollarse convenientemente cuando los adolescentes experimentan positivamente cuatro aspectos o condiciones bien definidas:
· Vinculación: resultado de la satisfacción que obtiene el adolescente al establecer vínculos que son importantes para él y que los demás también reconocen como importantes.
· Singularidad: resultado del conocimiento y respeto que el adolescente siente por aquellas cualidades o atributos que le hacen especial o diferente, apoyado por el respeto y la aprobación que recibe de los demás por esas cualidades.
· Poder: consecuencia de la disponibilidad de medios, de oportunidades y de capacidad en el adolescente para modificar las circunstancias de su vida de manera significativa.
· Modelos o pautas: puntos de referencia que dotan al adolescente de los ejemplos adecuados, humanos, filosóficos y prácticos, que le sirven para establecer su escala de valores, sus objetivos, ideales y modales propios.
Pueden descubrirse problemas de vinculación si se presenta alguno de los siguientes comportamientos:
· No puede comunicarse con facilidad, es incapaz de escuchar a los demás y comprender sus puntos de vista.
· Es tímido, tiene pocos o ningún amigo y elude de forma activa las situaciones sociales; es poco consciente de los intereses o necesidades de los demás.
· Habla negativamente de la familia, de su raza o grupo étnico.
· Rara vez o nunca se ofrece para ayudar a los demás.
· No cae bien a sus compañeros.
· Resulta incómodo a los adultos o, por el contrario, intenta captar su atención continuamente.
· Quiere ser siempre el centro de todo y/o constantemente intenta atraer hacia sí la atención de los demás.
· Suele relacionarse más con cosas y animales que con gente; lleva un montón de “porquerías” en el bolsillo y las valora excesivamente.
· Tiene dificultades para expresar su ideas y sentimientos de manera directa y para pedir lo que necesita.
· Le molesta tocar a los demás o que le toquen.
Con un adolescente que presenta escasa vinculación debe relacionarse del siguiente modo:
· Preste atención a su hijo cuando le necesite.
· Demuestre afecto en lo que usted diga o haga.
· Elógiele de manera concreta.
· Demuéstrele su aprobación cuando se relacione bien con los demás.
· Respete sus amistades dándole la oportunidad de que las reciba en casa y demuéstrele que usted las aprueba.
· Comparta sus sentimientos con él, que vea cómo le afectan las cosas.
· Comparta intereses, aficiones y algunas de sus preocupaciones con el adolescente.
· Haga de cuando en cuando algo especial que satisfaga sus intereses o necesidades particulares.
· Pase algún tiempo solo con él, sin que las necesidades de otros miembros de la familia le sirvan de distracción.
El adolescente con escaso sentido de singularidad se expresará de alguna de las siguientes formas:
· Hablará negativamente de sí mismo y de sus logros.
· Se enorgullecerá poco o nada de su apariencia.
· Demostrará poca imaginación y rara vez propondrá ideas originales.
· Hará cosas como se le diga, sin apenas aportar nada de su propia cosecha.
· Se sentirá incómodo cuando se le destaque o se le pregunte en clase.
· Buscará con frecuencia el elogio, pero cuando lo consiga se sentirá confuso y lo negará.
· Hará alardes cuando no sea el momento.
· Se adaptará a las ideas de otros. Sigue pero raramente guía.
· Tenderá a clasificar a los demás de un modo simple, y es probable que sea crítico con sus características personales.
Cómo relacionarse con un adolescente que tiene problemas de singularidad.
· Resalte y reafirme sus dotes y características especiales
· Acepte que su hijo adolescente exprese sus propias ideas, anímele a ello, aunque sean diferentes que las que usted tenga.
· Transmita su aceptación, incluso cuando halla que censurar su comportamiento.
· Descubra aspectos positivos en las ideas o en las conductas no habituales que manifieste, y alábeselos.
· Acepte la experimentación por parte de él con distintos trabajos actividades o ideas.
· Respete sus puntos de vista , su singularidad, intimidad y sus pertenencias.
· Déjele llevar a cabo tareas que supongan responsabilidad, de forma que vaya adquiriendo conocimiento de sus habilidades singulares.
Cómo desarrollar la sensación de poder: problemas y soluciones

El adolescente podrá obtener una sensación de poder cuando disponga de las oportunidades, recursos y la capacidad de influir sobre su vida de una forma positiva. Cuando esta sensación esté firmemente desarrollada, se acrecentará su autoestima, pero si no dispone de oportunidades para ejercitar este poder y se le niega sistemáticamente, su autoestima se verá disminuida.

El adolescente que no desarrolla una sensación firme de poder suele comportarse de alguna de las siguientes maneras:
· Puede eludir afrontar la responsabilidades. No hará nada por su cuenta y habrá que recordarle constantemente los deberes que se le han marcado. Se echará atrás en las tareas que supongan para él un reto.
· Puede tener habilidades muy limitadas en muchas áreas, las típicas respuestas serían “no sé cómo” o “eso no sabré hacerlo nunca”.
· Puede actuar con frecuencia dando la sensación de estar desvalido y evitará hacerse cargo de los demás.
· Puede carecer de control emocional. Una demostración continua de furia, miedo, histeria o incapacidad para enfrentarse a la frustración indica una carencia definida de control personal.
· Puede ser excesivamente exigente o terco.
· Puede querer siempre ser el líder, hacer las cosas a su manera. Será inflexible y se negará a discutir opciones y a compartir su autoridad.
Cómo relacionarse con el adolescente que posee una inadecuada sensación de poder
· Estimule su responsabilidad personal.
· Ayúdelo a ser consciente de su propio proceso de toma de decisiones.
· Evalúe su procedimiento para resolver las situaciones problemáticas.
· Reafirme los éxitos que obtenga.
· Respete el grado actual de competencia del adolescente.
· Estimule al adolescente a fijarse objetivos personales, tanto a corto como a largo plazo.
· Reafírmele cuando influya en otros de manera positiva
Cómo desarrollar modelos en los adolescentes

Si durante su proceso de desarrollo el niño no ha tenido suficientes modelos a su disposición, los padres se verán obligados a rellenar esos huecos en la adolescencia. El anhelo natural del adolescente por tener héroes, ideales y sueños servirá de ayuda para proporcionarle un adecuado sentido de los modelos.

Problemas que pueden plantearse con los modelos
· Suele confundirse con facilidad. Malgasta el tiempo en actividades que aparentemente no tienen ningún objeto, o se pueden obsesionar con actividades que no tienen relación con sus obligaciones más inmediatas.
· Se organiza mal, tanto en ideas como en comportamiento. Puede ser desaliñado en su persona y en sus cosas. Suele tener su habitación hecha un desastre.
· Confunde lo bueno y lo malo.
· Le cuesta decidirse a hacer o decir algo.
· Responde a las instrucciones que se le dan de modo confuso o rebelde.
· Se muestra inseguro en los métodos y en los objetivos que elige cuando trabaja en equipo. Solicita continuamente instrucciones y suele insistir en que solo hay una manera de hacer las cosas.
Cómo relacionarse con el adolescente que carece de modelos
· Recuerde que usted es un modelo básico para su hijo adolescente, sea un buen ejemplo, acorde con sus creencias.
· Presente a su hijo aquellas personas a las que usted tiene gran estima, bien mediante el contacto personal, o por medio de obras literarias.
· Ayúdelo a entender bien aquellas cosas en las que cree. Hable con él de su escala de valores. Y si le pregunta el a usted por sus creencias, háblele honradamente.
· Haga que se proponga objetivos de comportamiento y aprendizaje que sean realistas. Que razone los pasos que debe dar para conseguir sus objetivos. Que decida que debe aprender y en que medida debe hacerlo.
· Que afronte las consecuencias de su comportamiento. Deje bien clara la relación causa-efecto en lo que se refiere a su comportamiento y a las consecuencias del mismo.
· Ayúdelo a que entienda como puede realizar su tareas. Dígale las cosas claras y demuéstreselo si es necesario.
· Haga un esfuerzo para entender las condiciones que influyen en su comportamiento. Comprender no significa aceptar permisivamente conductas destructivas. Intente llegar a decisiones comunes o a normas de comportamiento mediante el intercambio de opiniones.
Como punto final un consejo: escuche, siga atento las conversaciones con su hijo adolescente, no reacciones hasta que él no haya terminado, probablemente aprenda cosas nuevas sobre él y es probable que se dé cuenta que el adolescente se siente más valorado cuando se le escucha atentamente.

Gloria Marsellach Umbert - Psicóloga

LA ADOLESCENCIA

La adolescencia
La palabra ADOLESCENCIA procede del verbo latino adolescens, adolescentis que quiere decir que “está en periodo de crecimiento”, “que está creciendo” y es el participio presente del verbo latino adolescere “criarse, ir creciendo, estar creciendo, madurar“.
La crisis adolescente es seguida por la crisis de los padres ya que, los cambios en el comportamiento durante la adolescencia, ponen a prueba los proyectos y deseos depositados en los hijos aún antes de su nacimiento. Por eso, debemos ralizar una especie de “duelo” por el hijo ideal, una figura que nunca existió ni existirá, resultado del narcisismo y las expectativas de los adultos.
La crisis de la adolescencia
La crisis de la adolescencia, tiene sentidos diversos en el imaginario colectivo. Tanto la opinión pública como la científica, la describen como un periodo de crisis individual, de conflictos y de tensiones, como si atravesarlo significara remitirse, de manera natural y sin remedio, a una etapa negativa y problemática. Desde el punto de vista psicológico y médico, la adolescencia implica un proceso con actos de rebeldía y contradicciones y sin duda, poblado de situaciones de mayor o menor intensidad de conflicto.
Para los padres la adolescencia es un nubarrón amenazante, aviso de tempestades en las relaciones familiares cuando sus hijos acaban de dejar la niñez. La crisis de la adolescencia es el resultado de un conflicto interior de un joven que tiene la facultad de pensar y la incapacidad de decidir de un niño. Y muy duros, y largos, son los primeros años de pubertad, después de los cuales todo parece volver a la normalidad y los padres creen haber recuperado al hijo tranquilo de los años previos, aunque en realidad ese hijo ya no es aquél niño idealizado.
La sociedad adulta en general hace responsable a la adolescencia de males diversos y variados y los propios adolescentes describen con increíble propiedad los trastornos que ocasiona. Según esto los adolescentes son las víctimas principales de los problemas más serios de nuestra sociedad como la violencia, las drogas, el SIDA y las muertes de causas accidentales en el tránsito. Actualmente, este mito alrededor de la adolescencia es puesto en tela de juicio por muchos investigadores y la crisis adolescente no debe ser planteada, necesariamente, como problema ni debilidad, sino como un proceso imprescindible para el surgimiento de la persona adulta. La adolescencia es un mal natural, necesario y pasajero.

EL COMPORTAMIENTO DE NUESTROS HIJOS

El comportamiento de nuestros hijos
Expongo este artículo que he leido en la web de “SOLO HIJOS”, es una pag. a la que estoy subscrita desde hace varios años (agrego el enlace por si os interesa echarle un vistazo). Opino que todos o casi todos nuestros hijos cojean del mismo pie, por eso me he creido que os interesaria leerlo:
“Paso de este rollo”
Cuántas veces hemos oído expresiones como “no me apetece hacer eso”, “me cansa tal cosa” y, sobre todo, “no me gusta estudiar, paso de estudiar”. No sabemos qué hacer para cambiar las cosas, pero somos conscientes de que estos comportamientos pasivos y caprichosos se tienen que eliminar. Es fundamental que nuestro hijo aprenda a esforzarse para conseguir objetivos. De esta manera, entenderá que quien quiere algo debe trabajar para obtenerlo.
Las conductas egoístas, perezosas, pasivas y poco colaboradoras de algunos de nuestros hijos pueden ser la consecuencia de tener todo lo necesario sin hacer nada para conseguirlo. Al llegar a la adolescencia, este tipo de conductas puede degenerar en comportamientos antisociales, agresivos e incluso delictivos. Algunos menores de dieciséis años, en número creciente, tienen motocicleta sin ninguna necesidad. No obstante, muchos de ellos tienen actitudes pasivas o francamente negativas en lo que respecta a sus estudios básicos. Bastantes disponen de equipo de música, bicicleta de montaña, play-station … incluso teléfono móvil.
No descubro ningún secreto al afirmar que una buena parte de nuestros hijos tienen casi de todo. Pero lo que sí quiero resaltar es que muchas, o quizá todas esas cosas de que disfrutan, son fruto de una actitud solícita de los padres que acceden a sus peticiones, o se anticipan a ellas, sin ninguna contraprestación por su parte.Hemos conseguido unas personas cuya conducta se rige por valores tales como me gusta-no me gusta, me apetece-no me apetece, me lo paso bien-no me lo paso bien. Algunos niños y adolescentes rigen su conducta por lo que les gusta o les apetece
Afortunadamente no todos los adolescentes son así ni, en caso de que así sean, es una situación irremediable. Es posible conseguir que nuestros hijos no crezcan como personas egocéntricas y caprichosas. Naturalmente, como en tantas facetas de la vida, será más fácil prevenir que curar. Dicho con otras palabras, nuestros hijos deben ser personas capaces de esforzarse para conseguir sus objetivos, y cuanto antes nos pongamos a la tarea más eficaz y fácil será.
Es normal que nuestros hijos pequeños se comporten como seres egocéntricos y caprichosos. Egocéntricos porque, a edades tempranas, perciben la realidad como si todo lo que les rodea estuviera a su servicio, cosa que en buena medida es así porque al principio necesita del cuidado y atención de todos. Caprichosos (personas que guían su conducta sobre la base de deseos vivos, instintivos, con motivos poco razonables y egoístas) porque su modo de actuar se rige según necesidades básicas e instintos poco racionalizados, dado que su visión egocéntrica no le permite razones o motivaciones más complejas. No es conveniente que nuestros hijos de más de dos años sigan comportándose como personas egocéntricas y caprichosas
Pero esta situación, en principio, no es el objetivo final de la educación de nuestros hijos. La educación recibida habrá tenido éxito si nuestros hijos llegan a comprender que:
No estamos en el mundo para que los demás nos sirvan, sino para servir de ayuda a los demás.
Y que la felicidad no está en la satisfacción de nuestros caprichos, sino en el esfuerzo por conseguir nuestras aspiraciones.
Curiosamente, aunque parezca increíble a muchos lectores, la felicidad, que es nuestra aspiración más profunda, está en el esfuerzo y la dedicación a los demás. Otro aspecto de la cuestión, que puede ser engañoso a simple vista, es que hacer lo que nos apetece no nos hace más libres, antes bien esa atracción que ejerce sobre nosotros lo apetecido, nos esclaviza. Cuando un imán atrae al hierro, éste corre hacia él aunque no quiera. Por el contrario, si hacemos lo que queremos, lo que surge de un acto de voluntad y de nuestro esfuerzo, nuestros actos nos hacen libres. Aceptados estos objetivos educativos, pasemos a la acción. En primer lugar me gustaría dirigir la atención hacia determinadas conductas de nuestros hijos que pueden ser sintomáticas de su tendencia a ser personas caprichosas y perezosas. Veamos algunas de las más evidentes:
No es descabellado pensar que una de las grandes dificultades para abandonar ( o no iniciarse) en el mundo de la droga se fundamente en la poca fortaleza de las personas para resistirse a su consumo de la droga se fundamenta en la poca fortaleza de las personas para resistirse a su consumo (como dice el anuncio de TV, para “decir NO a las drogas”)
Aceptados estos objetivos educativos, pasemos a la acción. En primer lugar me gustaria dirigir la atención hacia determinadas conductas de nuestros hijos que pueden ser sintomáticas de su tencinecia a ser personas caprichosas y perezosas. Veamos algunas de las más evidentes:
Siempre intenta salirse con la suya y se queja con frecuencia intenta salirse con la suya y se queja con frecuencia. Usa expresiones como: es una injusticia, no hay derecho, no es culpa mía…
Sólo come algunas cosas que le gustan, y en ocasiones abusa de ellas. (Dejan “lo verde o lo rojo” no dejan el plato limpio…)
No tiene en cuenta las normas de convivencia y de educación.
No obedece si no es en última instancia, y con frecuencia por temor a males mayores.
No hace sus tareas escolares con esmero, incluso procura eludirlas. No usa adecuadamente su agenda escolar.
Ante sus cosas y las de los demás muestra descuido y desorden.
Suele ser impuntual tanto para empezar como para acabar. Al hacerlo así actúa de forma desconsiderada con los que le esperanr. No tiene en cuenta a los demás, sino que su conducta se rige por la atracción que supone lo que esté haciendo o la repulsa que le suponga lo que va a hacer.
Ser caprichoso y actuar con una capacidad de esfuerzo cero no es un mal vicio adquirido, sino más bien la permanencia en el infantilismo propio del primer año de vida. Es un raquitismo vital. Por eso, si desde pequeños están acostumbrados a que alguien los proteja, evite sus problemas y los colme de atenciones y bienes para que estén contentos, no nos ha de extrañar que desconozcan cualquier móvil de acción que no sea su propia complacencia. superar la visión egocéntrica de los pequeños. Es normal que queramos hacer felices a nuestros hijos y que para conseguirlo hagamos todo lo posible, pero quizá no es razonable hacerlo sólo “por tenerles contentos”. Un chiste de un conocido humorista dice: Un matrimonio tuvo un hijo que no pronunció nunca ni una sola palabra. Era mudo, y por más que consultaron diferentes e ilustres especialistas ninguno acertó con la solución del problema. Hasta que un día, cuando el hijo en cuestión había ya cumplido los treinta y un años, ocurrió lo inesperado.
Este modo de actuar pervive cuando los hijos o hijas no han recibido los estímulos y el entrenamiento adecuados para:
- ¡Mamá!, no hay azúcar -dijo con voz alta y clara, para sorpresa de su madre.
- ¡Pero hijo, si puedes hablar!, ¡qué alegría! ¿Cómo es que hasta ahora no habías hablado nunca?
- Es que hasta ahora todo había sido perfecto.

Para lograr que nuestros hijos sean emprendedores y constantes, en lugar de caprichosos y perezosos, hace falta entrenamiento:
El entrenamiento adecuado, es decir, el tratamiento educativo se basa principalmente en dos estratégias:
- Enseñarles a resistir.
- Enseñarles a emprender.

Enseñarles a resistir significa enseñarles a perseverar, a pesar de que la tarea canse o sea desagradable. El cansancio es difícil de aguantar, el dolor es difícil de sufrir, pero hay que aguantar y hay que sufrir. En esta línea, para lograr su madurez hay que permitir que vivan las experiencias desagradables que les depare la vida por azar o como consecuencia de sus actos. No compadecerse y eliminar todo sufrimiento, aunque en la medida de lo posible es recomendable graduar las experiencias. Pero todo ello con la precaución de no abandonar a los hijos y acompañándolos mientras se esfuerzan por resistir. Nuestra compañía e interés serán estimulantes y consoladores.
El padre de uno de mis alumnos me explicó en una de las entrevistas que mantuve con él: “Este año le hemos dejado solo a ver qué pasa”.Y pasó lo que tenía que pasar, que no estudió nada. Enseñarles a emprender supone enseñarles a proponerse metas valiosas y a perseverar para alcanzarlas poniendo los medios necesarios. Para ello es necesario cumplir las diferentes fases del siguiente proceso, como si fueran eslabones de una cadena; saltarse uno puede suponer el fracaso de toda la estrategia:
1. Mostrarles metas valiosas en función de valores personales, sociales y religiosos. Para mostrar es necesario explicar e ilustrar su valía con nuestro ejemplo. Los padres tendremos que explicar y dejar ver nuestro ejemplo coherente.
2. Lograr acuerdos o compromisos explícitos con los hijos, especialmente sobre estudios y formas de conducta. Se puede conseguir por medio de la negociación, ayudándoles a valorar los pros y contras y los medios razonables para conseguir los propósitos.
3. Ayudarles a perseverar en lo decidido con nuestra exigencia. Exigir supone comprobar que pone los medios y el esfuerzo apropiados para lograr sus metas, y supone además valorar su conduct mostrando aprobación siempre que sea posible y desaprobación cuando así lo requiera su falta de esfuerzo y decicación. También hay que mostrar sentimientos de esperanza en la mejora y de alegría por la perseverancia del esfuerzo
4. Mantener nuestra exigencia con constancia.

Sólo cuando en numerosas ocasiones se esfuerce en resistir y en perseverar logrará actuar de esta manera y, con ello, lo que queremos para él: que sea una persona feliz, que no sea esclava de sus caprichos.

CONSEJOS PRÁCTICOS:
Fijar una hora concreta para levantarse y acostarse los días laborables y los días festivos.
Acordar con él o ella un horario de estudio en casa y conseguir que lo cumpla de forma habitual.
No hacer comidas especiales porque no les gusta algo.
A partir de los seis u ocho años, que disponga de una paga para sus gastos, más bien escasa. Fomentar la idea del ahorro. No darles más de lo presupuestado. Pactar los futuros aumentos.
Dar alguna opción para que puedan incrementar sus ingresos haciendo pequeños trabajos extras en casa o fuera. No obstante han de participar de manera no remunerada en trabajos domésticos de encargo exclusivo.
Que mantenga el orden de su habitación y haga su cama. Si se olvida, no hacerlo nosotros.
Que tenga las cosas necesarias, pero no más de las necesarias. Limitar en lo posible los regalos. No acceder a todas o la mayoría de sus peticiones.
Comprobar si hace sus tareas escolares con esmero y si estudia suficiente.
Acordar con él o ella objetivos a conseguir y medios para lograrlos. Comprobar si se esfuerza en los términos previstos.
Cuando intentemos que haga algo que le cuesta, usar formas de expresión como: “Cuando hayas …, entonces podrás…”
Proporcionarle pequeñas recompensas sorpresa por haberse esforzado en las propuestas anteriores.
Que arregle o financie el arreglo de cosas que se estropeen por su negligencia o mal uso.


José María Lahoz García Pedagogo (Orientador escolar y profesional),Profesor de Educación Primaria y de Psicologíay Pedagogía en Secundaria